Anastasia labraba en su memoria
con paciencia y poco entendimiento
todo lo que pasaba sin euforia,
Cojonin no paraba ni un momento
de rogar el perdón de su mujer.
La pobre lo miraba con la lupa
escuchando la voz imperceptible
El duende le gritaba sin parar
— Amada de mis más dulces amores,
no pienses que tu esposo es un enano
que mañana verás que cual verano
dentro de ti pondré miles de flores,
no podrás soportar tantos calores.
Anastasia ni en sueños comprendía
lo que aquel ser pequeño le decía.
— No entiendo lo que dices, está claro
que la normalidad en ti no existe,
¿una poción de bruja me dijiste
que te transforma en bicho o en humano?
En mi noche de bodas mancillada,
un comino pareces en mi cama,
pues yo voy a dormir el desencanto
que no quiero llorar, terrible llanto.
¡Pobre mujer sedienta de placeres!
¡Pobre marido esclavo de su suerte!
Anastasia roncaba dulcemente
cojonín se acurruca en una oreja
de su amada, que sin razón se queja.
Sin pensarlo dos veces entre sueños
sus oídos tocó con gran esmero
el duende se agarró fuerte a su dedo,
que anastasia chupo rápido y fuerte.
Cual chupete usaba desde niña ese dedo para sentir alivio
es por casualidad que sin aliño
a su marido enano se comiera.
¡Oh, pobre Cojonín! Vaya manera
de quedarse muy dentro de su amada
Engullido igual que una aceituna,
en plena digestión de amargas bilis.
Ahogado por las babas pegajosas
de su propia mujer en plena boca
el duende se murió por ser idiota
y no tener poción en sus haberes
para cumplir con todos sus deberes,
una noche de boda lujuriosa,
una muerte siniestra y asquerosa.
El sol volvió a salir, por la ventana,
con sus rayos despierta a la señora,
se estira y se muere de la risa,
— Es un sueño, ¡ Por fin he despertado!
mi amor no puede ser verde y enano,
mas es verdad que sí, sí me he casado.
Anastasia llamaba enamorada
con voz insinuante a su marido,
mas nadie contesto, —pues se habrá ido,
siempre toma café en la posada,
con tantas emociones estoy mala
voy a poner mi cuerpo en buena hora
que las tripas me duelen y me lloran.
Así fue Cojonín descalabrado
perdido en el desagüe pestilente
convertido en marrón su verde fuerte.
Mas la historia que no, no ha terminado,
ahora yo tengo un duende en mi lavabo…
FIN….
María del Mar Ponce López
Reservados todos los derechos de autor.
Qué historia!, un poco parecida a la mantis. Un abrazo, disfruto leerte.
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Muchas gracias por tu presencia. Besos a tu alma.
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Es genial que narres historias en verso. Es una forma de rescatar tiempos pasados, pero desde la actualidad. Abrazobeso gande, amiga.
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Por ello lucho por rescatar esa esencia de la poesía clásica. Gracias, amigo. Besos a tu corazón.
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Buona settimana Maria baci ❤
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Feliz semana, amiga Simona. Muchos besos.
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Muy buena la historia, me ha hecho mucha gracia, María!
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Si te has reído, me alegra muchisimo, linda. Gracias. Besos a tu corazón.
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Me encanta, a mí también me ha hecho mucha gracia. Ha sido muy divertido leerte. Un beso.
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Me alegro mucho, linda. Muchas gracias. Besos a tu alma.
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me ha encantado, inicio, desenlace y epitafio final.
Escribes de modo muy imaginativo Mar. Es cierto, son versos con vida propia
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Gracias amigo por dejar tu huella. Besos a tu alma.
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Jajaja, triste destino del duende que cuando encuentra un camino equivocado para unirse a su amada, resulta que la puerta de salida está en el ano. Uy, borra, borra eso María del Mar, Un besazo.
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Eso no, no lo quito que estais muy acostumbrados a leer poesía refinada y que yo soy una burra jajajajaja, así que ahí queda eso. Gracias Carlos por tu presencia. Besos a tu alma.
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Me ha encantado la historia y la forma divertida y ágil de contarla. Un abrazo
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Muchas gracias por tu presencia importante. Besos a tu alma.
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Vaaaaale… estas imágenes del duende tienen una carga simbólica bastante… subidita de tono, la verdad, con ese «plantar flores», «chupar dedos» y demás 😀 😀 😀
Y las risas al leerlo no desmerecen nada 😉
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Bueno jajajajaja, una que es una burra. Gracias Lord por estar siempre. Besos a tu corazón, amigo.
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